22 jun 2011

Carta de uno de los argentinos rebeldes del 2001 para los indignados del 2011

Por un rebelde argentino del 2001 - Saturday, May. 28, 2011 at 10:31 PM

No seré el primero ni el último que haga el paralelismo entre la Argentina del 2001/2002 y la España de 2010/2011. Como participante de la rebelión del "que se vayan todos" en mi país y como alguien que nutrió el subsiguiente movimiento de las asambleas populares sigo con entusiasmo lo que está pasando allí.

En todos estos años he reflexionado sobre nuestras propias jornadas y cómo podríamos haber hecho las cosas distinto. Ahora veo una ocasión para transmitir esas opiniones, porque creo que son importantes. Así que, aquí van:

1) El cambio radical de la sociedad no será mañana, será generacional. Nosotros estábamos en una marea donde pensábamos que la inestabilidad del régimen se debía principalmente a la influencia de nuestras movilizaciones, cuando también jugaron un gran papel los conflictos entre las mismas facciones de la clase dominante. El consejo que puedo dar en este sentido es que no se desgasten demasiado con manifestaciones y medidas de fuerza para lograr sus cuatro objetivos. Estos requerirán de un cambio cultural que tomará tiempo, no podrán imponerse por la movilización en el corto plazo. Entiendo que una opinión como la de arriba puede resultar impopular en este momento, pero es lo que he sacado como conclusión de mi propia experiencia.

2) De la misma manera en que no hay que poner todas las expectativas en lograr los cuatro objetivos en el corto plazo mediante movilizaciones, yo diría que, si bien los tengan como estandartes, no se conviertan en un movimiento especializado en objetivos generales y profundos. Los procesos asamblearios populares, por más que hayan surgido de un conflicto particular y aspiren hacia un gran objetivo general, también pueden aprovecharse para abarcar otros problemas particulares y más cotidianos. Lo que lleva al punto siguiente.

3) Háganse fuertes en sus municipios y barrios, no apuesten todo a la movilización centralizada. El poder ya está listo para eso; ellos pueden derrotar a una Comuna de París (de Madrid, en este caso), pero un movimiento de comunas que se extienda y arraigue por todo el país ya es otra cosa. Además, en los municipios se cuenta con una correlación de fuerzas distinta, pudiéndose aprovechar incluso los conflictos existentes entre los distintos partidos gobernantes y los distintos niveles del gobierno. En cambio cuando un movimiento popular apunta al Estado nacional, la clase dominante y todo su aparato mediático, político y represivo se abroquela y se convierte en un enemigo al que no puede vencerse de un solo golpe desde una sola dirección.

4) Si este movimiento cristaliza en asambleas populares estables en todas las ciudades y pueblos, eso cambiará la realidad del país de manera mucho más profunda que una manifestación en Madrid de un millón de personas. Es el paso necesario para acercar el movimiento a la gente que hasta ahora no ha participado de él, si bien lo mira con simpatía. El cambio de la estructura socio-económica y del régimen político son los objetivos de máxima, pero la masa crítica existente hoy no es suficiente para alcanzarlos en el corto plazo; sí es suficiente para promover cambios en la vida cotidiana y en las unidades poblaciones más básicas. En vez de gastar energías en lograr lo que hoy es imposible, hay que invertirlas en lograr lo posible. En vez de gastarlas en convencer a la gran mayoría de la necesidad de un cambio de civilización, gastarlas en sumar a la gran mayoría para cambios sociales de medio alcance.

5) Sobre los partidos políticos, en especial los de izquierdas. Aquí tuvimos una mala experiencia con ellos. En vez de sumarse a nuestro movimiento, vinieron para cooptarlo y dirigirlo, y con su competencia fratricida entre ellos para lograr ese fin restaron mucho más de lo que sumaron, siendo cómplices del desgaste, la división y la desaparición de varias asambleas populares. Porque, lamentablemente, en estos momentos las dirigencias de la extrema izquierda se comportan como extrema izquierda del sistema, ya que sus esquemas de pensamiento no conciben que no exista división entre dirigentes y dirigidos, y por ello en vez de contribuir a la autonomía del movimiento tratan de dominarlo. Sin embargo, el rechazo de plano a la participación de los partidos en el movimiento no es la solución. Estos sectores tienen experiencia que el movimiento puede aprovechar, y entre quienes los integran hay muchas personas luchadoras y con buenas intenciones. Hay que ganarlas al movimiento, y esto se hace fortaleciendo la autonomía del mismo.

6) Para prevenir y desactivar cualquier maniobra que planee horadar la integridad del movimiento lo mejor es proteger el funcionamiento democrático directo o por sistema de delegados revocables, siempre intentando buscar un consenso antes que resolver cuestiones mediante el voto. Hay que mantener un balance entre hacer respetar estas normas de funcionamiento, de manera de evitar maniobras antidemocráticas, pero sin llegar a convertirlas en una traba burocrática, pues la misión de todo tipo de organización es servir de vehículo a la cooperación entre individuos. La forma debe adaptarse al contenido.

7) Es preferible establecer redes de grupos de trabajo que las clásicas asambleas masivas que requieren de mucho esfuerzo para organizarse y que siempre pueden ser manipuladas o saboteadas. En los grupos menores de gente que realiza una tarea conjunta, hay más oportunidad de promover la participación, las personas se conocen más de cerca, y es más fácil que queden expuestos los infiltrados o las personas con segundas intenciones.

8) Sobre los medios de comunicación. Con denunciarlos como parte del poder y no querer ninguna relación con ellos no basta, es necesario crear redes de comunicación propias a partir de las cuales el mensaje del movimiento llegue de manera clara y directa al pueblo. Como dicen los Indymedias, que cada persona sea un corresponsal, y "don't hate the media, BE the media". Aunque puede ser que este punto esté de más, no está mal reiterarlo.

9) En el interior de todo movimiento popular como éste hay una riqueza humana casi ilimitada, de la que todo individuo activo se enriquece por el sólo hecho de relacionarse, en un ambiente de camaradería, con gente que antes no conocía, y al mismo tiempo desarrollar capacidades que él ni sabía que tenía. Para promover y afianzar este proceso, para consolidar la irreversibilidad del salto de conciencia en los individuos que componen el movimiento, nada mejor que actividades culturales y encuentros para discutir y enseñar los temas más variados. Cada individuo tiene algo de valor para aportar a su comunidad y este tipo de circunstancias favorece esa tendencia a compartir experiencia, sabiduría, conocimiento y habilidades. Esta es la actividad positiva que es siempre un ganar-ganar, ya que no debe realizarse en lucha contra el poder.

Espero que estos puntos sean vistos como lo que son, opiniones de alguien que ha pasado por un proceso similar al que están pasando ustedes ahora. Están inspiradas por una aspiración a que este tipo de movimientos se profundicen y proliferen por todo el mundo, para que eventualmente lleven a una revolución mundial que refunde la civilización humana sobre nuevas bases. Espero que los puedan encontrar útiles y les deseo lo mejor.