26 nov 2007

Humanismo y la No Violencia


UNIVERSIDAD RUSA DE LA AMISTAD ENTRE LOS PUEBLOS

CENTRO DE ESTUDIOS HUMANISTAS DE MOSCU

FUNDACION PANGEA ESPAÑA

proponen la siguiente

Declaración de Principios del Humanismo y la No Violencia [1]

Aprobada en la Conferencia Internacional “Bases humanistas para la convergencia entre culturas”, realizada en Moscú, RUDN, 26-27 octubre 2007.

Humanismo, tolerancia y convergencia en la diversidad: cimientos de un nuevo mundo no violento.

Basados en los conceptos generales del humanismo, los derechos humanos universales y los documentos correspondientes de las Naciones Unidas y UNESCO; considerando el aumento de la violencia tanto a nivel de relaciones internacionales como entre diferentes etnias, ideologías y confesiones, proclamamos la presente “Declaración de Principios del Humanismo y la No violencia”.

Los fundamentos teóricos de la no violencia están presentes ya desde los orígenes de las grandes culturas espirituales de la humanidad, de la filosofía y la religión, afirmando la no aceptación y condena de la violencia. Estas tradiciones han sido continuadas y desarrolladas por grandes filósofos y hombres de acción del campo religioso y cultural (León Tolstoy, Mahatma Gandhi, Martin Luther King y otros). El Humanismo Universalista y el movimiento por la no violencia activa reconocen hoy como referencia mundial al pensador latinoamericano y guía espiritual Mario Rodríguez Cobos, Silo.

Es imprescindible el reconocimiento generalizado de la metodología de la no violencia como fundamento del humanismo.

El humanismo es resultado del desarrollo espiritual y moral del ser humano, del despliegue de su esencia. El humanismo, como expresión de amor y compasión hacia el ser humano, está destinado a unir a las personas y a la humanidad en su conjunto.

Al mismo tiempo, no violencia no implica pacifismo, pasividad frente al mal. La no violencia debe ser fuerte, activa y efectiva. Su fuerza está ante todo en la verdad, sin embargo la violencia debe ser neutralizada y detenida.

Ahora, en el siglo de la globalización, el mundo comienza nuevamente a sumirse en el caos, tanto de la violencia descontrolada como de la violencia dirigida: hacia las personas, los pueblos, los estados, e incluso hacia regiones enteras, culturas y religiones.

Consideramos que en la realización de los principios más abajo enunciados la educación juega un rol fundamental, por lo cual convocamos a la creación de un espacio formativo común de alcance mundial, basado en las ideas humanistas y promotor de una cultura de la paz y la no violencia. Es necesario impulsar la difusión y el desarrollo de la cultura de la no violencia en todo el mundo, como así también resistir a la violencia en todas sus formas y expresiones.

Resumiendo lo antedicho, decimos:

Consideramos al ser humano como máximo valor por encima del dinero, del Estado, de la religión, de los modelos y de los sistemas sociales.

Impulsamos la libertad de pensamiento.

Propiciamos la igualdad de derechos y la igualdad de oportunidades para todos los seres humanos.

Reconocemos y alentamos la diversidad de costumbres y culturas.

Nos oponemos a toda discriminación y a toda forma de violencia física, económica, racial, religiosa, sexual, psicológica y moral.

Nos proponemos dar creciente cumplimiento a esa regla que nos recuerda “tratar a los demás como queremos ser tratados“.


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Abolición de la pena de muerte

Resolución pide moratoria de la pena de muerte
La Asamblea General de la ONU adoptó hoy una resolución que pide una moratoria a la pena de muerte en los Estados donde aún se realizan ejecuciones. El texto fue aprobado con 99 votos a favor, 52 en contra y 33 abstenciones por la Tercera Comisión de la Asamblea, encargada de discutir asuntos económicos, sociales y culturales.

El proyecto –impulsado por
la Unión Europea el 9 de noviembre pasado, con el apoyo de 81 Estados – llama al respeto de la dignidad y los derechos de los seres humanos.
También exhorta a los países donde se practica a restringir progresivamente la pena máxima y a reducir el número de delitos que la ameritan según sus leyes. Asimismo, insta a los Estados que hayan abolido la pena capital a no volver a implantarla.

Durante las jornadas de discusión, se realizaron 14 enmiendas para finalmente someter hoy a votación el texto final de la resolución.

Cuando se proclamó la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948 sólo ocho países habían abolido la pena capital. Actualmente 130 lo han hecho por ley o práctica y el año pasado sólo 25 gobiernos realizaron ejecuciones.

22 nov 2007

Compromiso ético

El humanista y científico Salvatore Puledda realizó el 7 de enero de 1989 en Florencia, la capital del humanismo histórico, un homenaje a Galileo Galilei, Giordano Bruno y otros precursores de la ciencia de hoy. En aquella ocasión se hizo manifiesto un compromiso entre los asistentes, el de luchar decididamente para que el avance de la ciencia se ponga al servicio del ser humano.

Por iniciativa de la asociación "Mundo sin guerras" se realizó la primera ceremonia por el "Compromiso Ético" en la Universidad Nacional Española a Distancia (UNED), en el marco de las 5ª Jornadas de Educación y No-violencia y el Foro para el Desarme Nuclear Mundial, realizados en Madrid los días 2,3 y 4 de noviembre.

El "compromiso ético" busca que no se utilice el conocimiento para oprimir o destruir a otros seres humanos, sino por el contrario, aplicarlos para mejorar sus vidas y ayudarlos a su liberación.

El compromiso fue asumido por profesores, licenciados y estudiantes de diez países distintos que confluyeron en el foro. El compromiso fue realizado en los siguientes idiomas: castellano, catalán, inglés, francés, griego, italiano, árabe, checo y wolof.

El acto fue muy emotivo y de alta inspiración. Resultando que muchos de los asistentes espontáneamente acabaron sumándose también a la ceremonia. En ella se hace un llamamiento a todas las universidades, institutos, liceos y escuelas a que instituyan este compromiso ético en sus centros de investigación, formación y enseñanza de manera que se utilice el conocimiento a favor de los seres humanos y no para su destrucción como es en el caso de los armamentos tanto convencionales como nucleares.