24 nov 2011

"La juventud negra de Brasil está sufriendo un genocidio"

CARLOS VILAS
Sao Paulo (Brasil)24/11/2011

Negros, mulatos, blancos más morenos y blancos más rubios, orientales e indígenas o descendientes de ellos... Todos forman parte de Brasil, un país marcado por la diversidad. Y esto no se debe tanto a los extranjeros como a la composición multiétnica de la propia sociedad brasileña, construida durante siglos en torno a los movimientos de población y el mestizaje. Hasta el punto de que el lugar donde existe un mayor número de negros fuera del continente africano es Brasil. Pero, ¿es Brasil realmente el país de la democracia racial, como se califica a menudo a este gigante sudamericano?

Que África está muy presente en Brasil es innegable. Por eso el Estado brasileño cuenta con una ley, promulgada en 2003 durante el gobierno de Lula, que decreta la obligatoriedad de enseñar la historia y la cultura afro-brasileira en los niveles de enseñanza media y primaria. De acuerdo con la propia ley (Lei no 10.639, de 9 de Janeiro de 2003), se incluye el estudio de la "historia de África y de los africanos, la lucha de los negros en Brasil, la cultura negro brasileña y el negro en la formación de la sociedad nacional, rescatando la contribución del pueblo negro en la historia de Brasil a nivel social, económico y político".
No obstante, el gran problema es que esa ley no ha llegado a implementarse. Y la educación es de hecho una de las fatigas de los movimientos sociales que luchan por la igualdad.
En Brasil, para entrar en la universidad pública, es preciso pasar por un proceso selectivo llamado "vestibular". La paradoja es que quienes consiguen acceder a la educación superior pública son fundamentalmente las capas de población que pueden pagarse una educación primaria y secundaria privada. Y es que la inversión pública en la educación básica es muy baja, mientras que en la educación superior es ampliamente mayor. Tanto es así, que la Universidad de São Paulo ha sido considerada en diversos rankings como la mejor de América Latina. Dada la dificultad para pasar con éxito sus exigentes pruebas de acceso, quienes consiguen entrar son en su inmensa mayoría blancos de clase media y alta que acceden antes a una mejor educación media en el sector privado.