La situación social de Egipto atrajo la atención del mundo durante estas últimas semanas. Como si despertara de un reposo de siglos de pronto un día su pueblo, con una larga historia, se expresa valientemente con nuevos bríos y renovados ideales.
Cada uno de nosotros, ciudadanos de buena voluntad, sentimos la necesidad de apoyar al pueblo egipcio en ese reclamo no-violento que aparece como atisbo de una cultura planetaria, nueva y superadora del dolor y de la violencia.
Los humanistas, que impulsamos el diálogo entre los pueblos a través de Convergencia de las Culturas, felicitamos fraternalmente al pueblo de Egipto por su resistencia hasta el derrocamiento de un régimen autoritario de 30 años. Apoyamos con fuerza su demostración y agradecemos su ejemplo de coraje y determinación para llevar adelante su lucha.