CUANDO LLEGA LA REVOLUCIÓN
Cuando llega la revolución
llega la música de la revolución,
y cuando comienzas a escuchar a los músicos y a los poetas de la revolución
te sientes diferente,
sientes que sientes de un modo nuevo,
pareciera que nada ha cambiado y sin embargo
hay algo en el rostro de la gente que está allí,
o quizás es tu mirada,
o seguramente ambas cosas.
Lo que quiero decirte es que entonces comprendes
qué es una revolución
y respiras el mismo aire que respiraban los que hicieron las revoluciones.
Y no es que los músicos y los poetas hacen las revoluciones,
sino que cuando los escuchas,
si de verdad ellos están haciendo su parte en la revolución,
entonces en el aire
comienzas a ver cómo se dibujan los rostros,
las manos,
la mirada
y el cuerpo único e innumerable del pueblo,
del pueblo que se está congregando,
avanzando desde hermosos caminos convergentes.
Los músicos y los poetas, los artistas,
cuando están haciendo su parte
para separar la luz de las tinieblas
son simplemente antenas poderosas
que parece que traen del futuro
algo que en realidad ya está en el presente,
sólo que el presente no lo ha visto aún fuera de sí mismo
como imagen que canta,
como canto que imagina el nuevo amanecer,
quiero decir, como el alba de la revolución.
Por eso, cuando en un pequeño café o en una plaza
o en una casa donde se prepara y se hace la revolución
o en la calle de un barrio donde la gente se reúne
para organizar la revolución
o en un gran estadio donde se festeja la revolución,
se cantan y se bailan las canciones de los artistas que hacen su parte para la revolución,
se siente que ha llegado la revolución.
Ahora que comienza a verse en el pueblo la revolución humanista,
por esa sola y bastante maravillosa razón,
-si es que acaso se trata de una razón...-
es que comienzan los músicos humanistas a componer músicas
y los poetas humanistas a escribir poemas y canciones
que quieren hacer su parte en la revolución.
Como esta que ahora te propongo, que se llama "Una pequeña canción".
Se va poblando,
poblandó,
el aire de risas,
creciendó,
que del futuro vienen,
viniendó,
para cambiar el hoy
y encenderló,
y encenderló,
y encenderló.
Noviembre 15, 1998.
Isaias Nobel